Vivienda en La Carrionina, Avilés.
La propuesta surge de un esquema
general de adaptación de la edificación a su entorno, en concreto a dos
condicionantes principales de este: la pendiente del terreno y la orientación.
La estrategia de implantación con respecto a ambos se basa en desarrollar dos
bandas de aterrazamiento, perpendiculares a la máxima pendiente. De esta manera
se consiguen dos grandes planos horizontales en los que desarrollar la
edificación, separados por un metro y medio de diferencia de altura, con un
mínimo movimiento de tierras y de contenciones. Esto también proporciona un
máximo de superficie de fachada orientada al Sur, capaz de aprovechar la luz directa y la energía pasiva del sol, algo
muy positivo para optimizar las condiciones higrotérmicas en el clima Asturiano,
minimizando así el gasto de energía.
El esquema compositivo derivado de esta
estrategia se formaliza en dos bandas edificadas que se solapan y se unifican
bajo una misma cubierta, de inclinación similar a la del terreno. En una de
ellas, la más baja, se concentran las piezas privadas y en la otra las comunes,
en la intersección de ambas se ubica la entrada y el eje principal de circulación.
La bancada que contiene los espacios comunes se prolonga en el exterior del
volumen edificado creando una secuencia salón-comedor-cocina-terraza. A su vez
el desplazamiento entre las dos bandas provoca la aparición de los espacios
exteriores vinculados a la vivienda a modo de terrazas, que cuando los
ventanales proyectados en la zona “de día” están abiertos conforman un espacio
continuo exterior-interior.