viernes, 16 de abril de 2010


Balneario de la Fuente Santa, La Palma.




LA X DEL TESORO

La propuesta para el balneario de Fuencaliente no debe únicamente solucionar la distribución de un programa termal, sino dar respuesta también a tres necesidades primordiales: primero, significar la extraordinaria  singularidad de sus aguas termales que lo convierten y convirtieron en el principal reclamo turístico y en una importante fuente de ingresos para la isla; segundo, integrar su implantación en un entorno protegido de excepcional fragilidad, que es en la actualidad el mayor valor turístico de la zona; y por último, materializar las aspiraciones y sueños vertidos durante más de 300 años en la búsqueda de la fuente y que concluyen con la  localización de esta. 

¿Qué gesto más sencillo y contundente a su vez podía realizar la propuesta que el de marcar el lugar de la fuente, el final de la búsqueda? La decisión de hacerlo mediante el símbolo de la cruz, la señal en piedra que  marcaba sobre un risco la posición de la fuente, potencia su carga simbólica ahondando en la memoria de la gente, de tal modo que deja de importar tanto ubicar exactamente la fuente frente a la acción de conmemorar  el propio acontecimiento. La carga simbólica de la cruz nos permite realizar una intervención con una escala contenida, ubicada en la zona de mayor actividad del ámbito, desligada ya de la necesidad de marcar la  posición real de la fuente y que por tanto reduce al máximo el impacto ambiental en el paisaje. 

Con la carretera LP-207 como nivel de coronación el volumen del balneario se hunde en la roca, dando la impresión de preceder incluso a la propia erupción. Circundado por los caminos existentes su implantación no  afecta más superficie que la propia huella del edificio. Se pretende así, en la medida de lo posible, minimizar una vez más el impacto de la propuesta, y mantener el máximo terreno en las condiciones naturales que lo  singularizan.